
Las dos mujeres hospedan al Señor pero lo atendían de formas distintas. María se pone a los pies de Jesús y lo escucha mientras Marta se deja absorber por los quehaceres de la casa, y está tan ocupada que se dirige a Jesús diciendo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me ayude’. Y Jesús le responde: Marta, Marta, tú te afanas y te agitas por muchas cosas, pero de una cosa sola hay necesidad.
¿Por qué Marta es reprendida? Porque Jesús consideró que estaba demasiado absorbida y preocupada en las cosas por ‘hacer’.
En un cristiano, las obras de servicio y de caridad no se separan jamás de la fuente principal de cada una de nuestras acciones que es escuchar la Palabra del Señor.
En nuestra vida cristiana la oración y la acción deben estar siempre unidas. Una oración que no lleva a la acción concreta hacia al hermano pobre, enfermo, necesitado de ayuda, es una oración estéril e incompleta. Pero, de la misma manera cuando en el servicio se está atento sólo al hacer, se da más peso a las cosas, a las funciones, a las estructuras, y no se reserva tiempo para la oración, se corre el peligro de servir a sí mismo y no a Dios presente en el hermano necesitado.
Adaptado de: http://www.aciprensa.com/ Palabras previas al Ángelus del 21 Jul. 13
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