Marta y María eran hermanas de Lázaro, parientes y fieles
discípulas del Señor, que habitaban en Betania. Jesús va a visitarlas.
Las dos mujeres hospedan al Señor pero lo atendían de formas
distintas. María se pone a los pies de Jesús y lo escucha mientras Marta se
deja absorber por los quehaceres de la casa, y está tan ocupada que se dirige a
Jesús diciendo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para
servir? Dile que me ayude’. Y Jesús le responde: Marta, Marta, tú te afanas y
te agitas por muchas cosas, pero de una cosa sola hay necesidad.
¿Por qué Marta es reprendida? Porque Jesús consideró que
estaba demasiado absorbida y preocupada en las cosas por ‘hacer’.
En un cristiano, las obras de servicio y de caridad no se
separan jamás de la fuente principal de cada una de nuestras acciones que es escuchar la Palabra del Señor.
En nuestra vida cristiana la oración y la acción deben estar
siempre unidas. Una oración que no lleva a la acción concreta hacia al hermano
pobre, enfermo, necesitado de ayuda, es una oración estéril e incompleta. Pero,
de la misma manera cuando en el servicio se está atento sólo al hacer,
se da más peso a las cosas, a las funciones, a las estructuras, y no se reserva
tiempo para la oración, se corre el peligro de servir a sí mismo y no a Dios
presente en el hermano necesitado.
Adaptado de: http://www.aciprensa.com/
Palabras previas al Ángelus del 21 Jul. 13
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Quiero compartir con todos los lectores, estas pastillitas, que mi hermano mayor me regala casi todas las mañanas. Reúnen las cualidades de ser profundas pero sencillas , de rápida lectura y de acción prolongada en sus beneficios , gracias Germán .
lunes, 22 de julio de 2013
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