Nelson Mandela dejó de ser hace tiempo el símbolo de Sudáfrica para convertirse en un héroe de la humanidad, porque predicó, encarnó y plasmó un inmenso valor: El perdón.
Su dimensión humana trascendió largamente su carrera política. Con coraje y nobleza logró que su pueblo cambiara la venganza por la reconciliación, a pesar de que el racismo lo encerró 27 años en una cárcel donde picó piedras y sufrió hambre.
Estando preso llegó a la conclusión de que el camino a la liberación de su pueblo era posible vía el diálogo. En ese camino confluyó con los presidentes sudafricanos Botha y De Klerk, a quienes persuadió para seguir el camino de la reconciliación. En 1990, De Klerck derogó las leyes racistas, excarceló a los líderes negros y abrió el camino hacia la transición.
En 1994 Mandela fue elegido presidente en las primeras elecciones democráticas libres de Sudáfrica. Al llegar al poder, los negros alzaron sus voces pidiendo venganza contra la minoría blanca, pero Mandela las desechó de plano, dándole una lección de grandeza al mundo.
Desde la presidencia de Sudáfrica perdonó a miles de terroristas con solo arrepentirse. El poder del perdón, que cerró las heridas y los odios en Sudáfrica, debe inspirarnos a todos para lograr la reconciliación en nuestros casas, en nuestras comunidades, en nuestros pueblos.
Adaptado de: http://victorrobles.wordpress.com/2013/07/05/mandela-el-poder-del-perdon/.
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