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Quiero compartir con todos los lectores, estas pastillitas, que mi hermano mayor me regala casi todas las mañanas. Reúnen las cualidades de ser profundas pero sencillas , de rápida lectura y de acción prolongada en sus beneficios , gracias Germán .

jueves, 30 de mayo de 2013

EL DOLOR

“El dolor no es una virtud en sí mismo, pero sí puede ser virtuoso el modo en que se lo asume. Nuestra vocación es la plenitud y la felicidad y, en esa búsqueda, el dolor es un límite. Por eso, el sentido del dolor, uno lo entiende en plenitud a través del dolor de Dios hecho Cristo. La clave pasa por entender la cruz como semilla de resurrección. Todo intento por sobrellevar el dolor arrojará resultados parciales, si no se fundamenta en la trascendencia.
 Es un regalo entender y vivir el dolor en plenitud. Más aún: vivir en plenitud es un regalo.”
 En algún momento la Iglesia exageró la cuestión del sufrimiento como camino de acercamiento a Dios e hizo poco énfasis en la alegría de la resurrección.
 Me viene a la mente una de mis películas predilectas, La fiesta de Babette, donde se ve un caso típico de exageración de los límites prohibitivos. Sus protagonistas son personas que viven un exagerado calvinismo puritano, a tal punto que la redención de Cristo se vive como una negación de las cosas de este mundo. Cuando llega la frescura de la libertad durante el derroche de una cena, todos terminan transformados.
 En verdad, esa comunidad no sabía lo que era la felicidad. Vivía aplastada por el dolor. Estaba adherida a lo pálido de la vida. Le tenía miedo al amor.

Adaptado de El Jesuita, Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio

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