Simón el fariseo invita a Jesús a su casa |
En el episodio narrado por Lucas, un fariseo de nombre Simón invita a Jesús a su casa, Jesús va la casa de Simón y en ella hay una pecadora que derrama perfumes sobre los pies de Jesús y los enjuga con su cabello, a lo que Simón piensa: "si este hombre fuera un profeta sabría que ella es una pecadora y no permitiría que estuviese con él". Simón en lugar de disfrutar de la presencia de Jesús en su casa, envidia la relación que Jesús tiene con los otros y lo que es peor, los juzga.
Debes vivir tu experiencia cristiana en comunidad pero estando pendiente de tu relación propia con Jesús y no de la de los demás. Uno de nuestros mayores problemas es el de pretender juzgar la conciencia de los demás. Jesús sabe quién es ella pero quiere trasparentar para nosotros la misericordia de Dios, que no se cansa de perdonar, que está siempre con su corazón abierto para recibirte, para perdonarte. Déjate encontrar por su fuerza sanadora, que te ame y te perdone; Él espera de nosotros que respondamos a su amor infinito con nuestro amor, por lo grandes que han sido nuestras faltas.
Solo quien tiene conciencia de su gran pecado tiene conciencia del gran amor que Dios tiene por él. Cuando uno busca los pecados del otro para creerse mejor cristiano es porque no tiene conciencia del amor de Dios. Señor sé que me amas sin merecerlo, sé que tu amor es un amor grande nacido de tu generosidad y no de mis méritos. Esa es la diferencia entre el fariseísmo y el cristianismo. El fariseo se cree bueno y santo y reclama amor, el cristiano se sabe débil y pide a Dios que lo perdone.
No señalemos a nadie, no nos creamos mejor que nadie pues nos pasaría lo que a Simón que terminó despreciando a los que Dios ama.
Adaptado de Linero Día a Día Caracol TV 21-jun-2013
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