Cultivar y cuidar, no se refiere sólo a la relación entre nosotros y el ambiente, entre el hombre y la creación, sino que afecta también las relaciones humanas. La causa del problema no es superficial, no es sólo una cuestión de economía, sino de ética y antropología...dominan las dinámicas de una economía y una riqueza carentes de ética.
Lo que manda hoy no es el hombre sino el dinero y la riqueza. Los hombres y las mujeres son sacrificados a los ídolos de la explotación y del consumo.
Hoy es normal que haya miles de personas sin hogar que mueren de frío por la calle y no es noticia que todos los días miles de niños mueran de hambre; pero lo que sí es noticia es que la bolsa baje diez puntos. Así, las personas son descartadas como desperdicios. La vida humana, la persona, no se ve como un valor primario que respetar y cuidar. Esta cultura del descarte nos ha convertido en insensibles también ante el derroche y el despilfarro alimentario. El consumismo nos induce a acostumbrarnos a lo superficial, al derroche cotidiano de la comida a la que a veces, no somos capaces de dar el justo valor que va más allá de los meros parámetros económicos. ¡Recordemos bien que los alimentos que tiramos a la basura se los robáramos de la mesa al que pasa hambre!
Adaptado de: http://www.aciprensa.com/
Blog Pastillitas
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