Un cristiano no es un ser de otro planeta, un cristiano debe ser la presencia
de Cristo en la sociedad lo que hace dando a Dios lo que es de Dios, esto es, afirmando
siempre nuestra fe; dando ejemplo de coherencia a los que no creen en Jesús.
Es vivir de cara a Dios, dándole lo que le corresponde. “Dar al César lo que es del César” significa
que no podemos olvidarnos de nuestras ocupaciones y deberes en la tierra, más
en la actualidad exageramos nuestras
ocupaciones terrenas restando el tiempo y las cosas que le corresponden a
Dios. Es allí donde la frase de Cristo se actualiza. ¿Estoy yo dedicándole el
tiempo que le corresponde a Dios o me estoy excediendo con el impuesto al
César y dejando a Dios solo lo que sobra?. El César es un rey distinto para cada uno,
para unos es la pérdida de tiempo en el juego, en la farra, para otros es el
agobio causado por el estudio o el trabajo excesivo. El César en sí no es
malo, pero cuando usurpa el papel de Dios se convierte en un tirano nocivo y
déspota.
¡Señor!, gracias por recordarme cuáles son las prioridades en mi vida. Señor,
que no dude en darte generosamente el tiempo y las cosas que te mereces. Señor, ilumíname
cuando me exceda con las cosas de este mundo, para que
pueda escapar de sus garras y tener claro los límites entre lo tuyo y mis
demás ocupaciones. Gracias por enseñarme con tu ejemplo a dar al César lo que es del
César y a Dios lo que es de Dios.
Adaptado de: Víctor Hugo Gamboa | Catholic.net
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