Escoge la montaña que deseas subir: No te dejes llevar por los
comentarios de los demás que dicen ”esa es más bonita", o "aquella es más
fácil”. Vas a gastar
mucha energía y entusiasmo en alcanzar tu
objetivo, y por lo tanto eres el único responsable y debes estar seguro
de lo que estas haciendo.
A prende a llegar a ella: Muchas veces, vemos la montaña de lejos, hermosa, interesante, llena de desafíos. Pero cuando intentamos acercamos, ¿qué ocurre?
Que entre ella y tu meta se interponen muchos
obstáculos, que lo que parece claro en el mapa es difícil en la vida. Por ello, intenta todos los caminos,
todas las sendas, hasta que por fin un día te encuentres frente a la
cima que pretendes alcanzar.
Aprende de quien ya caminó por allí: por mas que te consideres único,
siempre habrá alguien que tuvo el mismo
sueño antes que tú y dejó marcas que
te pueden facilitar el recorrido; lugares donde colocar la cuerda, ramas
quebradas para facilitar
la marcha. La caminata es tuya, la responsabilidad también, pero
no olvides que la experiencia ajena ayuda mucho.
Los peligros, vistos de cerca, se pueden controlar: cuando comiences a subir la
montaña de tus sueños, presta atención a lo que te rodea.
Hay despeñaderos, hay hendiduras imperceptibles, hay piedras resbaladizas. Pero si sabes dónde pones el pie, te darás cuenta de los peligros y sabrás
evitarlos.
Alégrate cuando llegues a la cumbre y Haz una promesa: Aprovecha que has descubierto una fuerza que ni siquiera conocías, y di que a partir de ahora, y
durante el resto de tus días, la vas a utilizar.
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