El evangelio presenta hoy el episodio de la mujer adúltera condenada a muerte a
la
que Jesús salva de ser lapidada con aquellas palabras: “el que no haya pecado que lance la primera piedra”. No escuchamos de Jesús palabras de desprecio ni de condenación para ella sino palabras de consuelo:
"
yo tampoco te condeno, anda y no peques más
"
. El rostro de Dios es un rostro de misericordia.
Dios no se cansa nunca de perdonar si sabemos volver a Él con el corazón contrito. Recordemos al profeta Isaías que dice “aunque nuestros pecados sean rojos como la purpura la misericordia de Dios los hará blancos como la nieve”. Es grande la misericordia de Dios.
Dios nunca se cansa de perdonar. El problema es que el hombre se cansa de pedir perdón. El Señor no lleva cuenta de nuestros pecados No nos cansemos nunca de ir a este
p
adre misericordioso y acudamos también a la misericordia de la Virgen María que tuvo en sus manos la misericordia hecha hombre.
Aprendamos nosotros también a ser misericordiosos. La misericordia cambia el mundo, la misericordia es lo mejor que podemos escuchar y practicar, un poco de misericordia hace el justo más justo.
Adaptado de Linero Caracol TV 17-mar-2013
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