Para el cristiano fiel la vida terrenal es ocasión de crecer en el amor por su Creador. Por eso Jesús nos advierte que tenemos que estar dispuestos a perder la vida del cuerpo, si con esto vamos a conseguir la vida del alma para la eternidad.
Más que preocuparse de la estima de los otros, o peor aún, orientar nuestra vida según las costumbres de la moda, lo que realmente debería importarnos es preocuparnos por seguir las enseñanzas de Jesús y los valores de la doctrina cristiana.
Conocerlos y respetarlos no por obligación sino por elección diaria. Vivirlos auténticamente significa emprender y aventurarse en la misión de ser testigos. Se que eso es pesado, cansado, incómodo y nos lleva muchas veces hasta casi a perder los ánimos. Pero recuerden que las tablas de madera que se utilizarán en los barcos son antes puestas a prueba en el fuego, y aquellas que no se parten son las que le darán al barco elegancia, estabilidad y velocidad.
Adaptado de Jaime Rodríguez. Evangelio Diario Meditado. Catholic .net. 12-jul-2014
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