El evangelio de hoy corresponde a la parábola de los talentos donde un
hombre que se va al extranjero llamó a tres de sus siervos y les
encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro
uno, a cada cual según su capacidad. Cuando regresó de su viaje, el que
había recibido cinco había ganado otros cinco, el que había recibido dos
había ganado dos. En cambio el que había recibido uno lo había
enterrado para no perderlo y no había ganado nada. El señor premia a los
dos primeros y se enfada con el tercero y le dice: si sabías que yo
cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber
entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado
lo mío con los intereses. Quiten ese siervo de mi vista. Hoy me tocó oír esta lectura en medio de un viñedo que esta en medio de un desierto de Carora donde todo es cujíes, chivos, polvo y abandono excepto 200 hectáreas donde se cultivan las mejores uvas de Venezuela. Hacerlo costo estudiar, experimentar, construir infraestructura y donde hace 20 años se hizo un proyecto para cultivar uvas y producir 50.000 cajas de vino hoy se produce un millón. Cultivan y a aprovechan toda la planta de la uva, todo se utiliza nada se bota, nada contamina. Los promotores han enseñado a los lugareños a participar de diferentes formas en la actividad vitivinícola y a cambio de su trabajo reciben recursos para vivir dignamente. Por ello el sacerdote que decía la misa concluyó su sermón diciendo que quienes habían llevado adelante este proyecto eran un ejemplo de quienes aprovechan los talentos recibidos del Señor y los ponen al servicio de todos. Cuando regrese el Señor ellos va a entregar mas talentos de lo que recibieron y van a ser premiados.
Y tu que has hecho con la luz que te di?
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