En un vuelo en avión había dos niños que interrumpían
la paz de los pasajeros. Sus
gritos se escuchaban por toda la cabina. Los padres hicieron lo
imposible por calmarlos, pero nada funcionó, hasta que se rindieron y dejaron a
los niños comportarse como unos salvajes.
Antes de despegar, la aeromoza se detuvo al lado de los
niños y les dijo: Debo recordarles que este es un vuelo libre de chillidos. Los
pequeños se tranquilizaron, y no volvieron a moverse durante todo el vuelo.
El comportamiento de tus hijos afecta a todos a su
alrededor. Enséñales a respetar a los
demás haciendo de cada día un viaje sin chillidos.
Hay dos injusticias que pueden acontecerle a tus hijos: una es
castigarlo por algo que no hizo. La otra
es permitir que se salgan con la suya por algo que ellos saben que está mal.
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