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Quiero compartir con todos los lectores, estas pastillitas, que mi hermano mayor me regala casi todas las mañanas. Reúnen las cualidades de ser profundas pero sencillas , de rápida lectura y de acción prolongada en sus beneficios , gracias Germán .

sábado, 28 de julio de 2012

Luchar sin parar


Quien ha trabajado en el campo comprende perfectamente la parábola de “El Sembrador”. Y es que no basta con tirar la semilla para cosechar frutos abundantes. Hay que elegir el terreno. Hay que preparar la tierra. Hay que cuidar la semilla y tirarla a tiempo. Hay que regar, quitar las malas hierbas y, hay que cosechar en el momento oportuno. Sembrar y cosechar implica lucha, trabajo, esfuerzo. Es ley de vida. A veces cuesta. Lo importante, no es tanto lo que hacemos, sino el amor con el que obramos. Cuando hay amor, Dios bendice y nos premia, aun si en muchas ocasiones no lo parece a primera vista.

La inmensa mayoría de las personas no lucha por «ser» alguien, sino por «tener» algo; no se apasionan por llenar sus almas, sino por ocupar un puesto; no se preguntan qué tienen por dentro, sino qué van a ponerse por fuera. Tal vez sea ésta la razón por la que en el mundo hay  tantas marionetas y tan pocas personas. Hay que amar la lucha. Luchar y seguir luchando cuando nos cansemos.  

Para lograr estar siempre en la «lucha» necesitamos oración, mucha oración.

Adaptado de Xavier Caballero | Catholic.net

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