Vengan a mi todos los que están cansados que yo los aliviaré. La vida nos va cansando, cuantos decepciones, cuantos problemas. A veces uno amanece con ganas de no saber de nadie. Nos desilusionamos de la política. La vida nos va trayendo desalientos. Hay gente a quienes nos toca cargar con una debilidad personal, madres que les toca cargar con un hijo enfermo, personas que les toca llevar una enfermedad por años; pesos todos muy difíciles de llevar. Estas cargas a veces nos traen a depresiones y otras muchas nos llevan a buscar alivio en el alcohol, en la droga, en experiencias peligrosas, pero los vacíos se van ahondando. Y tú, como llenas los vacíos de tu alma?. Todos los vacíos cuando no se llenan adecuadamente se van haciendo más grandes. Pero dice el Señor “vengan a mi todos los que están cansados y agobiados y yo los haré descansar”. El Señor no nos está diciendo que nos va a resolver los problemas sino que nos hará descansar. Uno descansado piensa mejor. Cuando tengas tu cabeza caliente no tomes decisiones. Primero descansa para que tengas una visión diferente, veas las dificultades de otra manera y entonces toma tú decisión. Dios nos hace descansar cuando vamos a la eucaristía, oramos, meditamos la palabra, nos confesamos. Él no nos ha prometido quitarnos la carga sino darnos serenidad para llevar la vida adelante.
Adaptado de Padre John Mario Montoya. Homilía. Medellín, Caracol TV. 06-oct-2013,
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