Jesús relata una parábola sobre la necesidad de rezar siempre, sin cansarse. La protagonista es una viuda que, a fuerza de suplicar a un juez deshonesto, logra que él le haga justicia, a lo que Jesús concluye: si la viuda logró convencer a aquel juez, ¿piensan que Dios no nos escuche, si le rezamos con insistencia? La expresión de Jesús es muy fuerte: ‘¿No hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche?..... ¡Clamar día y noche a Dios!.
Nos sorprende esta imagen de la oración. Pero preguntémonos: ¿por qué Dios quiere esto? ¿Acaso Él no conoce ya nuestras necesidades? ¿Qué sentido tiene ‘insistir’ con Dios?....Dios nos invita a orar porque en nuestro camino cotidiano, especialmente en las dificultades, en la lucha contra el mal, el Señor no está lejos, está a nuestro lado; nosotros luchamos junto a Él, y nuestra arma es precisamente la oración, que nos hace sentir su presencia junto a nosotros, su misericordia, también su ayuda……. la lucha contra el mal es dura y larga, requiere paciencia y resistencia.
Aprendamos, por tanto, de la viuda del Evangelio a rezar siempre, sin cansarnos.
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