Al ver la vida de una abeja podemos admirar como vive y trabaja, su instinto las lleva a trabajar sin cesar, con perseverancia, diligencia y una productividad asombrosa. Ellas tienen una vida muy corta pero esto no les impide producir durante ella varios gramos de miel a pesar de ser tan pequeña y tener una vida tan corta. Al lado de la abeja encontramos el zángano, este no se mata trabajando como la abeja. El zángano es el símbolo del hombre mediocre, vive del trabajo ajeno, del trabajo de los excelentes, de los sabios, de los que le verdaderamente le sirven a la sociedad. Cuanto más progreso y felicidad habría en esta sociedad si no existieran los mediocres y sí muchos sabios. En el libro de los Proverbios Salomón escribe: “ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y se sabio” (Prov. 6:6). Dios bendice a quienes son diligentes en el cumplimiento de su deber.
Adaptado de: El Hombre Mediocre. BuenasTareas.com. Recuperado 05, 2009, de http://www.buenastareas.com/ensayos/El-Hombre-Mediocre/3947.html
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