
Jesucristo quiso quedarse bajo forma de pan, pero dejó claro que ése es el verdadero pan del cielo. La Eucaristía es el alimento que elimina eficazmente el hambre más profunda del hombre, le comunica con Dios y le hace partícipe de su felicidad.
En la vida de los santos encontramos como denominador común un gran amor hacia la Eucaristía. Ellos encontraron allí a Jesús, el Señor de sus vidas. Yo soy el pan de la vida. Jesucristo habló con suma claridad, no hay espacio para interpretaciones ambiguas. Él está en el pan eucarístico y nos está esperando a todos los que sentimos hambre y sed en nuestras almas.
Adaptado de P. Vicente Yanes | Catholic.net
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