“¿Mujer, por qué lloras, a quién estás buscando?” (Jn 20,15)
¿Mujer, por qué lloras?” ¿A quién buscas? “Lo sabéis bien, ángeles
santos, a quién busca y a quién llora. ¿Por qué entonces, avivar su
llanto recordándole su pena? María da libre curso a su pena y a sus
lágrimas ya que se acerca el gozo de un inesperado consuelo. “Ella se
volvió hacia atrás y entonces vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo
reconoció.” (Jn 20,14) Una escena llena de belleza y de bondad cuando el
deseado y el buscado se muestra y al mismo tiempo se oculta. Se oculta
para ser buscado con más ardor, encontrado con más gozo, retenido con
más ansia hasta ser introducido en la casa del amor (Ct 3,4) Es así como
la Sabiduría “jugaba con el orbe de la tierra y su alegría era estar
con los hombres.” (cf Prov 8,31)
“¿Mujer, por qué lloras, a quién estás buscando?” Tienes al que buscas y ¿lo ignoras? Tienes el gozo auténtico de la eternidad y ¿lloras? Tienes dentro de ti al que buscas fuera. Realmente, estás fuera de todo, llorando cerca de una tumba. Mi tumba es tu corazón. No estoy muerto, reposo dentro de ti, vivo por toda la eternidad. Tu alma es mi jardín. Tenías razón al pensar que era el jardinero. Como nuevo Adán, cultivo mi paraíso y lo guardo. Tus lágrimas, tu amor y tu deseo son obra mía. Me posees en ti sin saberlo y por esto me buscas fuera. Te me voy a mostrar fuera para hacerte entrar en ti misma para que en el interior encuentres al que buscas fuera.
“¿Mujer, por qué lloras, a quién estás buscando?” Tienes al que buscas y ¿lo ignoras? Tienes el gozo auténtico de la eternidad y ¿lloras? Tienes dentro de ti al que buscas fuera. Realmente, estás fuera de todo, llorando cerca de una tumba. Mi tumba es tu corazón. No estoy muerto, reposo dentro de ti, vivo por toda la eternidad. Tu alma es mi jardín. Tenías razón al pensar que era el jardinero. Como nuevo Adán, cultivo mi paraíso y lo guardo. Tus lágrimas, tu amor y tu deseo son obra mía. Me posees en ti sin saberlo y por esto me buscas fuera. Te me voy a mostrar fuera para hacerte entrar en ti misma para que en el interior encuentres al que buscas fuera.
Tomado de de la página evagenliodeldia.org
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