Hace cincuenta años mi papá conoció a
un extraño, era un personaje encantador, así que lo invitó a vivir con
nuestra familia. El extraño aceptó y se quedó viviendo con nosotros para
siempre.
El extraño es un excelente narrador que nos mantenía
hechizados por horas, tenía respuestas para cualquier cosa que quisiéramos
saber y nos hacia reír y llorar. Nunca
paraba de hablar, pero a mis papás no les importaba porque nos mantenía entretenidos.
Así pues mis papás dejaron de ser nuestros
principales educadores y se convirtieron en instructores complementarios del extraño y
simpático personaje.
Mis papás trataron de dirigir nuestro hogar con valores, pero el extraño nunca los honró, por el contrario: usaba un lenguaje
inapropiado, nos animó a probar el
alcohol y a hacerlo regularmente, hablaba libremente sobre sexo y drogas y hacía comentarios sugestivos sobre ellos.
Hoy, cincuenta años después, sé que mis valores fueron
influenciados fuertemente por ese extraño personaje durante mi adolescencia.
Repetidas veces lo criticaron mis papás, mas nunca les hizo
caso y permaneció en
nuestro hogar como si no pasara nada. Mis papá nunca le quisieron pedir con seriedad y decisión que saliera de nuestras vidas.
Han pasado cincuenta años desde que el extraño se
mudó a nuestra casa. ¿Su nombre?: TELEVISOR ahora tiene descendientes aún
mas encantadores y perversos: computador, laptop, celular, blackberry, iphone o ipad.
Son muy simpáticos, saben mucho y enseñan cosas buenas pero también cosas
muy malas. Cuidado con ellos y con tus hijos.
Hernán Torres
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