Muchas veces sentimos que hemos actuado mal, que hicimos lo que nunca debimos hacer. Ese sentimiento de culpa nos debe llevar de
nuevo a los pies de Cristo y no como pasa con muchos que lo usan como excusa para
no hablarle más a Cristo. Dios te ama siempre y siempre te da una nueva
oportunidad. Hay dos casos que me tocan el corazón cuando hablo de perdón: El
caso de David y el caso del hijo pródigo. En ambos casos se muestra la misericordia
de Dios.
1. David mata a Urías para quedarse
con su mujer, Betsabé. David se arrepiente ante la presencia de Dios y
Dios lo perdona, lo que es más, el hijo de esa relación adulterina de
David con Betsabé es Salomón quien va seguir la línea de descendencia de
Jesús. Dios perdona
a David de tal manera que cuando Dios habla con Salomón le dice: “ojalá
tengas
el corazón de tu padre David”
2. En el caso del hijo pródigo, el padre deja en libertad a su
hijo que destruye todo lo que le corresponde de herencia. A pesar de eso el
padre le perdona cuando el hijo vuelve arrepentido y le dice: “traigan el mejor
cordero para celebrar el regreso de mi hijo que estaba perdido y ha regresado”.
Ese es Dios para nosotros. El pecado rompe nuestra relación
con el Padre pero el perdón vuelve a dejar intacta esa relación. El sacramento
de la reconciliación es un regalo de Dios. Muchas veces vemos el sacramento de
la reconciliación como ir a un tribunal pero no es así, por el contrario, es una
fiesta como la que el Padre le hizo al hijo pródigo cuando regresó a su casa. Por
eso te animo que te acerques a Dios para que Él te perdone, te haga sentir bien.
Linero Caracol TV 150113
No hay comentarios:
Publicar un comentario