La obligación de conocer con profundidad la doctrina de Jesús, cada uno según las circunstancias de su vida, atañe a todos mientras dure nuestro caminar sobre la tierra. Nunca debemos conformarnos con el conocimiento de Jesús y sus enseñanzas que adquirimos en la escuela. El amor pide siempre conocer más a la persona amada.
En la vida profesional, un médico, un ingeniero o un abogado, si son buenos profesionales, no dan nunca por terminada su formación, siempre están buscando nuevos conocimientos, nuevos libros, seminarios, cursos que le ayuden a aprender más de su especialidad.
Lo mismo ocurre con un buen cristiano, está siempre pendiente de mantenerse al día en su fe, en la doctrina de la Iglesia, de manera de saberse comportar, de saber formar a su familia y a los otros que tiene a su alrededor; y de tener los argumentos necesarios para presentar la doctrina cristiana de manera atrayente, con claridad y precisión
Adaptada de Hablar con Dios
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