Todo mundo tiene problemas, todo mundo tiene batallas que dar. Bienvenidas las batallas porque ellas nos ayudan a ser siempre mejores.
Cuéntale a Dios la batalla que tienes en este momento, pídele fuerza para no tener miedo, pídele que te mantenga firme, que te permita enfocarte en el problema y que te acompañe. Pídele que te ayude a cargar con tus cargas que tu quieres dar la batalla.
No hay problema que Dios no resuelva, no hay montaña que Dios no mueva, no hay tormenta que Dios no calme, no hay dolor ni angustia que Dios no sane.
Linero Misa 211012
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