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Quiero compartir con todos los lectores, estas pastillitas, que mi hermano mayor me regala casi todas las mañanas. Reúnen las cualidades de ser profundas pero sencillas , de rápida lectura y de acción prolongada en sus beneficios , gracias Germán .

martes, 16 de octubre de 2012

El hijo pródigo

Según Lucas, cuando el Padre se refiere al hijo pródigo dice: “este mi hijo”, él volvió a la vida. Él era mi hijo cuando estuvo muerto y es mi hijo ahora que esta vivo otra vez. Para mí, como Padre la relación no ha cambiado.

Quizás no entiendo esa clase de la paternidad. Siempre estoy más inclinado a ver que el hijo se rebeló, desobedeció y desilusionó al Padre. Como padre, mi recibimiento estaría condicionado por un “vamos a ver si las cosas cambian”.

Yo no estoy seguro de si yo podría correr para abrazarlo, compartir lo mejor de mí y restaurar la paternidad sin vacilación.

Yo no puedo perdonar a nadie de la misma manera. Mi problema es aceptar ese tipo de perdón de Dios pues muchas veces, aunque lo diga, no me considero su hijo.

¿Puedo perdonar yo como el Padre me perdona? No a menos que haya un cambio completo de mente. Entonces dejaré de aplicar el “periodo de prueba” y comenzaré a verme como “El Hijo que muerto era y ha revivido”.

Señor. Gracias por perdonarme. Gracias por verme como tu hijo. Ayúdame a responder de la misma manera a quienes me han ofendido. No necesito ponerlos a prueba, simplemente perdonarlos para ver en ellos hijos que quieren volver a la vida. Amén.

Dr. Skip Moen.

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