Según Lucas, cuando el Padre se refiere al hijo pródigo dice: “este
mi hijo”, él volvió a la vida. Él era mi hijo cuando estuvo muerto y es mi hijo
ahora que esta vivo otra vez. Para mí, como Padre la relación no ha cambiado.
Quizás no entiendo esa clase de la paternidad. Siempre estoy
más inclinado a ver que el hijo se rebeló, desobedeció y desilusionó al Padre.
Como padre, mi recibimiento estaría condicionado por un “vamos a ver si las
cosas cambian”.
Yo no estoy seguro de si yo podría correr para abrazarlo,
compartir lo mejor de mí y restaurar la paternidad sin vacilación.
Yo no puedo perdonar a nadie de la misma manera. Mi problema
es aceptar ese tipo de perdón de Dios pues muchas veces, aunque lo diga, no me considero su
hijo.
¿Puedo perdonar yo como el Padre me perdona? No a menos que
haya un cambio completo de mente. Entonces dejaré de aplicar el “periodo de
prueba” y comenzaré a verme como “El Hijo que muerto era y ha revivido”.
Señor. Gracias por perdonarme. Gracias por verme como tu
hijo. Ayúdame a responder de la misma manera a quienes me han ofendido. No
necesito ponerlos a prueba, simplemente perdonarlos para ver en ellos hijos que
quieren volver a la vida. Amén.
Dr. Skip Moen.
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