Levantando Jesús los ojos,
vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio
también a una viuda muy pobre que echaba allí dos moneditas y dijo: En verdad os
digo que esta viuda pobre echó más que todos, pues todos aquellos echaron para
las ofrendas de Dios de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo el
sustento que tenía. (Lucas 21, 1-4)
Dios no necesita un
peso de nosotros. Cuando doy una ofrenda no lo hago porque Dios lo necesita, lo
hago para ayudar a pagar las cosas propias del culto y para ayudar a los que no
tienen, porque, donde acude la gente cuando tiene necesidad? a la iglesia. Dios no quiere oro, Él lo tiene todo. Lo que sí es
claro es que hay que ser generoso para ayudar al que no tiene. El tema de la
ofrenda no es cantidad sino la actitud y la intención que hay en tu corazón. La
generosidad en la ofrenda no se mide por la cantidad sino por la intención.
Adaptado de: Linero. Día a Día. 25-nov-2013. Caracol TV
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