Puedes tener defectos, vivir ansioso y estar irritado
algunas veces, pero no te olvides de que tu vida es la mayor empresa del
mundo. Solo tú puedes evitar que ella
vaya en decadencia. Solo tú puedes
buscar tu propia felicidad.
Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a
pesar de todos los desafíos, incomprensiones y períodos de crisis.
Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y
volverse actor de tu propia historia.
Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida.
Es no tener miedo de los propios sentimientos.
Es tener coraje para oír un “NO”.
Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea
injusta.
Es besar a los hijos, mimar a los padres y tener momentos
poéticos con los amigos, aunque ellos nos hieran.
Es tener madurez para decir “me equivoqué”.
Es tener la osadía para decir “perdóname”.
Es tener sensibilidad para expresar “te necesito”.
Es tener capacidad de decir “te amo”.
Jamás desistas de las personas que amas. Jamás desistas de ser feliz, pues la vida es
un espectáculo imperdible. ¡Y tu eres un
ser humano especial!
Solemos pensar que para ser felices necesitamos que todas
las cosas nos salgan bien o que no tengamos problemas con nadie más. Pero la
verdad es otra muy distinta. Podemos ser
felices aún cuando las circunstancias no sean las mejores porque, a final de
cuentas, la felicidad es un estado o condición del alma que se reconoce
bendecida por Dios y demuestra su contentamiento.
Raúl Irigoyen-El pensamiento del Capellán-Reflexiones –
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Quiero compartir con todos los lectores, estas pastillitas, que mi hermano mayor me regala casi todas las mañanas. Reúnen las cualidades de ser profundas pero sencillas , de rápida lectura y de acción prolongada en sus beneficios , gracias Germán .
domingo, 18 de noviembre de 2012
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