¿Por qué los hombres y mujeres no rezan?. Porque es algo pasado de moda, porque no tenemos tiempo, o porque se nos ha enfriado el corazón.
La oración es un acto de amor y adoración hacia aquel del que proviene la maravilla que es la vida.
El cristianismo puso a Dios al alcance del hombre. Le dio un rostro. Se convirtió en nuestro Padre, nuestro Hermano, nuestro Salvador.
La oración o plegaria no tiene que ser complicada. Ha de ser sencilla y natural. Ha de brotar del corazón. En la búsqueda y la necesidad de encontrar a Dios, la oración es el medio propicio para ello.
Dios busca al hombre, lo llama y en la plegaria está la respuesta del hombre a Dios. Sea corta o larga, sencilla o elevada, la plegaria debe ser algo parecido a la conversación de un niño con su padre.
Piensa en Dios más a menudo de lo que respiras. Si no tenemos costumbre de orar, empecemos HOY.
Adaptado de: María Esther de Ariño. Hablar con Dios es orar. Catholic.net
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