En la parábola del Buen Samaritano Cristo da a conocer su doctrina y su mandamiento a todos los hombres.
Amar al prójimo no es fácil, porque requiere darse a los demás, y ese darse cuesta, porque no a todos los queremos de la misma manera. Tenemos que lograr amar a todos sin preferir a nadie. Es difícil mas no imposible.
Señor, Tú lo sabes todo: conoces mi debilidad al amar a los demás, especialmente aquellos que están más cerca de mí. Ayúdame a crecer en la convicción de que Tú me has creado para amar y servirte en esta vida y que sólo superando mi egoísmo mediante la vivencia del amor, podré gozar de Ti y alabarte eternamente en el cielo.
Adaptado de: J. P. Menéndez. El Buen Samaritano. Catholic.net. 6-oct-2014
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