Es un vendaval de cariño. Con las personas que conoce y con personas desconocidas, especialmente si son niños, pobres o enfermos. Cada miércoles dedica 45 minutos a recorrer la plaza de San Pedro en el papamóvil para que todos puedan verle de cerca. Sonríe, bendice, besa en un despliegue de energía asombroso en un hombre de 76 años con ligera insuficiencia pulmonar y que no hace deporte. Reparte besos y abrazos sin cansarse, especialmente a los enfermos de ELA, Down, etc.
Tomado de: La receta del éxito: los diez "secretos" del Papa Francisco Diario Uno, Argentina. 17-jun-2013
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