A los 74 años, Sócrates fue condenado a muerte siendo inocente. En la víspera de su ejecución sus amigos lograron sobornar al carcelero y entraron a la prisión. Critón, su amigo mas cercano le dijo: Huye Sócrates!, Escapa a la muerte.
Sócrates le preguntó, porqué? Nadie me puede matar. Pellizcó su piel y dijo: “esto no es Sócrates, esta es mi envoltura material pero ese no soy yo. Yo soy mi alma".
Al día siguiente cuando Sócrates bebía el veneno mortal Critón le preguntó “donde quieres ser enterado?" Sócrates le contesto “Entierra a mi cuerpo donde quieras, nadie puede enterrar a Sócrates” y expiró
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