Aunque tengas motivos, no te enfades con otros, ¡déjalos libres!, ayúdales con tu ejemplo y propaga tu fe, con los hechos.
Las personas son débiles y pecadoras, es normal entonces que unos a otros tengámos muchas cosas de las que perdonaros. Sé humilde al perdonar, y perdona siempre. No vayas dando sermones a hora y a deshora, más bien, que tu caridad, que la dulzura de tu bondad, haga reflexionar a los demás.
Tú tienes un trato con Dios, ¡tu salvación!
Procura vivir siempre con paz, aceptando la guerra que te hacen y rezando por los que te dañan, queriendo o sin querer.
Tú y tu relación con Dios es lo importante, lo demás, lo que hacen los demás, es para que reces más por ellos y les tengas compasión, porque muchos no saben lo que hacen, ¡es cierto!, no lo saben. Enséñales tú con tu ejemplo.
P. Jesús. http://www.evangeliomeditado. com
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