Todos tenemos 24 horas cada día, y cada uno decide cómo invertirlas o cómo gastarlas. Si no las gastas o no las inviertes, inexorablemente se agotan. ¡Nadie las puede guardar! Con cada minuto de esas veinticuatro horas, tenemos que ir construyendo nuestro bienestar, nuestra familia, nuestro desarrollo, nuestra formación, nuestra vida. Muchas personas consumen estas veinticuatro horas, y llegan a la noche con la sensación de que están dejando cosas para "cuando tenga más tiempo", cosas que les gustaría hacer y sueños que quisieran realizar; sin darse cuenta de que nunca "tendrá más tiempo". Dios nos otorgó a todos por igual veinticuatro horas cada día, así como la libertad para elegir cómo gastarlas o invertirlas. Inviertelas. ¡Tú, y solo tú eres el administrador de tu tiempo!
Adaptado de: Carlos Dorado ¡La Libreta De Racionamiento!
El Universal. 2-nov-2014
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